domingo, 10 de abril de 2011

MALAS TIERRAS

Ópera prima de Terrence Malick, basada en la figura de un famoso asesino en serie de EEUU, huido de la justicia junto a su novia adolescente, a finales de los años cincuenta. Una huida que puede leerse, según el manual, como un viaje al destierro vital en las badlands (visualmente, Malick compara lo grandioso del paisaje con lo miserable del ser humano), una andadura sin retorno, y sin posibilidad de redención para sus protagonistas, que van dejando la carretera sembrada de cadáveres hasta la silla eléctrica. 
Martin Sheen hace aquí el papel de su vida (se le saltaron las lágrimas cuando se lo dieron) interpretando a un joven que, para irse con la chica, mata al padre de ésta. La secuencia es magnífica. El padre los descubre, a los dos, en la casa, enjaretando el equipaje de la chica para fugarse... y el joven, de gatillo fácil, saca una pistola… Del exterior entran las luces de una tarde radiante. La muchacha apenas sabe cómo reaccionar. Pregunta si su padre “¿está tan mal?”. En un corte percibimos el paso del tiempo, la luz anaranjada del ocaso sobre el cuerpo del padre en el suelo. Otro corte y anochece. Rocían con gasolina el domicilio, el fuego brilla en la oscuridad mientras la pareja sube al coche. Algo así imitó Oliver Stone en Asesinos natos. La voz en off de la chica (que encarna Sissy Spacek) pone el contrapunto inocente a esta inquietante historia.
 


(1973)

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