domingo, 1 de enero de 2012

LA MITAD DE ÓSCAR

La mitad de Óscar es su hermana. Hasta aquí puedo leer. Me gustan las películas que economizan en el uso del lenguaje, pero que no ocultan información al espectador, no es éste el caso. Me pregunto si Martín Cuenca vería aquella Delta, de Mundruzco... Paralelismos evidentes: una historia triste, una familia que no encaja con lo que le rodea, un tabú y largos planos en silencio. La del húngaro con el Delta del Danubio de fondo, y la española con las salinas y playas de Almería. El único personaje verosímil, en ésta de Martín Cuenca, es el de un cubano haciendo de almeriense. Le falta brillo hasta en el diseño de sonido. La película no tiene música, ni la necesita, pero sus ambientes sonoros son monótonamente graves. La secuencia más destacable es la del descenso a la playa, en la que María pierde a sus acompañantes, Óscar y Jean. La enjundia del filme estaría descrita con el paisaje, el viento y ese personaje. Contando, en suma, la necesidad de libertad de la protagonista y el miedo que la atenaza. Me recuerda, algo, a aquella otra de La Dama de Shangai, en la que en lugar de bajar, suben por el acantilado, hasta que los buitres sobrevuelan sus cabezas. Gran referente. En definitiva, Martín Cuenca le da coba a una película sin ninguna progresión. Sobran diálogos de personajes pintorescos, golpes de efecto y beso final. Pero ya basta de spoilers.


 (2010)

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