martes, 18 de septiembre de 2012

TODOS TENEMOS UN PLAN

"Todos tenemos un plan". Sábado noche. Invito a una amiga al cine. Delectación. "Pasillo y al fondo, por favor". Manías. En la pantalla nada mejor desde "Tú a Boston y yo a California". Premio Julio Alejandro al mejor guión para largometraje, de Ana Piterbarg. Es de imaginar que, Gerardo Herrero, avezado productor, estaba entre el jurado. Mis pensamientos más negros coinciden en un encuentro previo al fallo entre empresario y futura directora. Un dispendio: tres millones de dólares de presupuesto para una "opera prima"… Es lo que tiene leer a Simenon. Trato de borrar suspicacias absurdas de mi cabeza y de disfrutar de la proyección y de la compañía. Detalles superfluos, un montón de información biográfica de los personajes embutida en los diálogos. Sale la policía, guay, el momento el más indicado, de manual. Tal vez debí ofrecerme a comprar palomitas, qué poco detalloso. Típico interrogatorio con salpicaduras, luego nos olvidamos de la autoridad, ya hicieron su trabajo estético. El tipo al que buscan sigue fuera. Imagino a los maestros del género explorando la sutil línea que separa lo policíaco del melodrama de telenovela. ¿Y si le damos otra vuelta? Venga. No creo que sea buena idea. Pues sí, pasados de rosca. Un protagonista, ninguna motivación aparente, suplantación del hermano, quizá por codicia, o por una envidia infantil al objeto del cariño materno. ¿Acaso, un acto de misericordia, de cobardía? Conocemos del tipo que es un reputado pediatra, renuente a la adopción de un bebé, cosa que lo abocaría a la aburrida vida del hombre casado, propiciada y planeada por su señora. Y que este conflicto lo lleva a seducir a una joven, enamorada de su doble, usada como funda de su lengua, a la que hace prometer, de la noche a la mañana, una promesa de amor indisoluble. Por no hablar de alguien, a quién se le presupone un juramento hipocrático, y que tiene raptos de auténtico psicópata, envuelto en una trama caprichosa de secuestros y rencillas personales. ¿Qué tienen estos argentinos que se les va la fuerza por los diálogos? A favor: estupendas localizaciones, muy buen diseño de producción, trabajo de arte, construcción de decorados, integración de 3D, etc. El gancho: Viggo Mortensen, si no querías: dos tazas. Tengo que dar dos pequeños codazos a la butaca de al lado. "¿Qué te ha parecido?" En el fondo soy un tipo sensible, ni toda la lujuria me levanta de mi decepción cinéfila. Con las manos en los bolsillos, mirándome las puntas de las sandalias, me dejo convidar, dócilmente, a un helado.


(2012)

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