Cuando sea mayor quiero hacer el cine que hace Kaurismäki. Sencillo, sobrio, efectivo, melancólico, lacónico, sincrético, divertido, romántico, postmoderno, metafórico, pesimista, optimista, con presupuesto y comprometido. O sea, impasible al desaliento. “El Havre” es como un cuento, una fábula sobre la defensa de los inmigrantes. Me recuerda, por su bondad, a “La noche del Cazador”, de Laughton. Más cerca, y dentro de la filmografía de Kaurismäki, a “Nubes pasajeras” y a “El hombre sin pasado”. Aquí, el antihéroe, un limpiabotas, antes escritor (ver “La vida de bohemia”) que no ha conseguido nada en su vida, logra ayudar a un chico inmigrante ilegal a reencontrarse con su familia.
(2011)
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