Otros, al otro lado del charco, hicieron “Aterriza como puedas” y “Top Secret”. José Luis Cuerda, en España, tenía los medios y la oportunidad de hacer lo que le diera la gana... Y pergeñó “Amanece, que no es poco” ¿un retrato costumbrista de la sociedad española del franquismo planteado con mucho humor? La mitad de la película, Cuerda, se la pasa presentándonos a un elenco de personajes estereotipados, habitantes de un pueblito singular (donde crecen hombres en los bancales), y cuyas historias quedan más o menos abiertas al final, o diluidas en el único conflicto popular sucedido en la aldea, y el cual acaba en referendum, fomentado por las diferencias entre un grupo que quiere socializar a la amante del alcalde y el propio alcalde, que se opone a los cuernos. Si bien, lo más acertado de esta comedia es la caricatura que hace Cuerda de la oligarquía rural, representada por un lado por el alcalde cacique, y por otro lado por el cura y el sargento de la benemérita, los cuales, ostentando el poder y entrando en conflicto mutuo, nunca llegan a retarse ni a romper la hegemonía. Resulta frívolo todo el argumento de la película, que subraya un absurdo uso por parte del pueblo de la democracia que posee.
(1988)
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