jueves, 9 de diciembre de 2010

EL OTRO LADO DE LA CAMA

Comedia con numeritos musicales sin más pretensiones que divertir, igual que una fiesta de intercambio de parejas. Aunque de esto último puede uno arrepentirse si expía la melopea. En el caso de la película, se arrepiente uno de no haber entrado al cine borracho. Resumo: dos parejas de amigos, donde la novia de uno lo abandona por su mejor amigo, sin que éste lo sepa; y el mejor amigo, que tima a la amante, y a su compañera sentimental, es a su vez engañado por ella que se la pega con el primer cornudo, completando así el círculo de infidelidades nada original. El esquema se reproduce en la subtrama: más amigos y más astas. Canciones de Kiko Veneno, de Tequila, de Coque Malla o de Los Rodríguez, salpicadas aquí y allá, con sus correspondientes gorgoritos y pinitos de los actores con más tirón en la taquilla. Relaciones basadas en la mentira constante, la falta de límites y de respeto mutuo. Demostrando, una vez más, que al macho español le gusta reírse del orgullo herido de otro macho español. En cuanto al conflicto, se resuelve finalmente destapando sus respectivas infidelidades. Después de aliviar sus rabias en un violento partido de tenis, se hace una fiesta y todo queda en familia. Es lo que tiene la comedia española, todas parecen cortadas por el mismo patrón, y todo, al final, vuelve a ser como al principio. Los productores no tienen más que desempolvar guiones y aliñarlos con canciones populares de los ochenta. Al parecer, es el público de treinta y pico el que tiene dinero para ir al cine. Las nuevas generaciones se quedan en casa, consolándose con la play.
(2002)

 

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