viernes, 31 de diciembre de 2010

BALADA TRISTE DE TROMPETA

La trillada historia del payaso que se enamora de la bailarina. Un presupuesto por las nubes. Un director, Álex de la Iglesia, que se cree Fellini, y que sea homenajea a sí mismo con escenas que recuerdan a otras de sus películas, como ya le pasó a Almodóvar. Otro pez gordo del cine español cuyo ego canibalizó al cineasta. ¿Acaso querrán medírsela con Berlanga o Buñuel?

Desde mi punto de vista, humilde pero serio, este director que utiliza la memoria histórica de trasfondo para su película, se  podría haber metido sus metáforas por el orto. A medio camino entre el TBO y la criatura de Stephen King (léase, la estructura y consistencia dramática del primero; y el manierismo, del segundo), “Balada triste de trompeta” es un “truño” (expresión que robo a un compañero de butaca) magnífico.

El mérito de haber logrado el premio al mejor guión y director en Venecia lo tienen los productores, supongo, a la hora de untar manteca. Secuencias que no se entienden, personajes que realizan acciones incomprensibles, casualidades por las que avanza la historia, etc. Una película que demuestra, una vez más, que en el cine español no hay muchas pelis buenas, pero sí -excepción hecha de sus directores- buenos profesionales detrás de las cámaras. Destacable aquí: la dirección artística, el vestuario, el maquillaje, el sonido, los  efectos especiales, la foto (aunque se la han metido doblada a Kiko de la Rica montando algunos planos donde son evidentes las fuentes de iluminación), la postproducción, e incluso los créditos iniciales.

Para reírse del cine español, más barato hincharse de yerba y abrir un blog.


(2010)


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