Suerte tuvo la directora Josefina Molina de contar con una directora de producción como Marisol Carnicero, una profesional capaz de convencer a los mismísimos Borbones de rodar en el salón de su casa.
El filme contienes las claves del cine comercial en nuestro país: lo dirigido al público juvenil, y el cine histórico, porque si ha ocurrido, es rentable. Un hecho histórico, y un romance con una chocolatera -¿más exótico y afrodisíaco que un chocolate caliente?-, coyuntura perfecta para granjearse a la audiencia. Esquilache es un claro ejemplo de un género, que no por estar de moda, deja de poder ser interesante, aunque sea por la ambientación.
Este guion está basado, libremente, en la obra de teatro de Buero Vallejo, Un soñador para el pueblo. Y cuenta los últimos momentos del ministro en España, y la sublevación del pueblo que consiguió desterrarle a Italia -con gran verosimilitud histórica-, porque criticaban su afición al lujo, su codicia, y su ambición de poder. Toda esta historia, potente como telón de fondo, de un ñoño amor platónico entre ministro y sirvienta, que humaniza la figura de Esquilache, y trata de hacerle justicia histórica, o poética?
Este guion está basado, libremente, en la obra de teatro de Buero Vallejo, Un soñador para el pueblo. Y cuenta los últimos momentos del ministro en España, y la sublevación del pueblo que consiguió desterrarle a Italia -con gran verosimilitud histórica-, porque criticaban su afición al lujo, su codicia, y su ambición de poder. Toda esta historia, potente como telón de fondo, de un ñoño amor platónico entre ministro y sirvienta, que humaniza la figura de Esquilache, y trata de hacerle justicia histórica, o poética?
(1989)
cine español, esquilache, josefina molina, marisol carnicero, películas españolas
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